Hay momentos en los que simplemente no nos sentimos bien. A veces el ánimo cae, los días pesan y cuesta trabajo encontrar claridad. Si te está pasando, no tienes por qué callarlo. Pide ayuda. No esperes a que todo se vuelva más difícil.
En mi propia vida he aprendido que todas, en algún punto, necesitamos de alguien para seguir avanzando. No siempre podemos con todo, y eso no nos hace menos fuertes. Hacer las cosas por nuestra cuenta está bien, pero reconocer que necesitamos apoyo también es parte del camino.
A veces la mente nos juega en contra y nos hace creer que no somos suficientes o que no vamos a lograr lo que queremos. Esa sensación puede provocar ansiedad y hacernos dudar de nosotras mismas. Si te identificas con esto, quiero que sepas que no estás sola. Pedir ayuda es un acto de valentía, no de debilidad. Es reconocer lo que sentimos y darnos la oportunidad de soltar esas emociones que nos lastiman.
Si últimamente notas cambios en tu humor, impulsos que no habías tenido o emociones que se te salen de las manos, es una señal importante. Tal vez necesites apoyo emocional, ya sea de un profesional o de alguien cercano que te escuche y te acompañe.
Y también hay razones positivas para pedir ayuda: decidir apoyarte en alguien para crecer, quererte más y trabajar en tu amor propio. Buscar orientación profesional puede darte herramientas para conocerte mejor y fortalecer tu bienestar.
Recuerda: pedir ayuda emocional no te hace débil. Te convierte en alguien honesta, valiente y consciente de lo que necesitas para sentirte bien. El proceso comienza en ti, pero nunca estás sola en ello. Una mano que siempre acompaña marca la diferencia.
Si tienes dudas, emociones que te abruman o preguntas a las que no sabes cómo responder, escríbeme. Estoy aquí para ti: [email protected] Con gusto te acompaño.
Con cariño,
Jessica Oceguera